POCAS COSAS me ponen más enfermo que la falta de respeto a la grandeza, y con grandeza me refiero a la de verdad, no conseguida violando mujeres, lanzando bombas o machacando indígenas. Esa falta de respeto que ahora sufre Zidane la lleva sufriendo desde el comienzo Pep Guardiola, que YA es uno de los mejores entrenadores de la historia del fútbol, pero que sigue siendo ninguneado por cierto madrileño de a pie, mitad por el complejo que sufre ese madrileño ante los catalanes, sobre todo si son independentistas, y mitad por la aristofobia ínsita en muchos habitantes de esta ciudad. El mantra anti-Guardiola por excelencia es este: “¡Si es tan buen entrenador, que lo demuestre en el Getafe!”. Esto es una estupidez tan grande como condenar a Maria Callas a cantar en el coro de la misa dominical o poner a Miguel Ángel a pintar cubos de basura en Lavapiés, igual que el chico ese, solo para que DEMUESTREN lo que valen.
No. Esto no funciona así. Solo algunas águilas pueden respirar el aire de las cumbres más altas. Maria Callas debe ir a Paris o Nueva York, Miguel Ángel a Roma, Guardiola al Manchester City; los grandes tienen que estar entre grandes para desarrollarse, deben frotar su cerebro entre ellos para parir Sixtinas, cantar traviatas o crear el fútbol más maravilloso que se ha visto en un césped. ¡Qué me estáis contando de Guardiola en el Getafe!