CUANDO DIGO que me niego a que Alcaraz sea mejor que Nadal porque pone en riesgo la calidad de mis tiempos jóvenes, me refiero precisamente a que el deporte de élite es sobre todo una pasión de juventud, al lado de la cual tus pasiones de tiempos adultos o maduros languidecen. Recuerdo muy bien la última vez que lloré cuando uno de mis deportistas admirados fracasó: fue en 2006, hace casi veinte años, cuando Valentino Rossi se cayó en el circuito de Cheste y perdió el Mundial frente a Nicky Hayden. En mis tiempos pezqueñines cualquier derrota de uno de mis ídolos me podía arruinar una semana entera, a veces meses; por eso a las nuevas estrellas las miro con reticencia, pues no me llegan ni la mitad que las de antes por el motivo de que ya no soy la de antes. Creo que les pasa a todos y que la mayoría de los debates sobre los GOATs están viciados por la edad: a esa razón se debe que nuestros abuelos se enfaden tanto cuando se les sugiere alguien mejor que Di Stéfano, Pelé, Ali o Merckx, que fueron los deportistas que les encandilaron en su mocedad. Al final crecemos, maduramos y aprendemos a tomarnos el deporte de élite “como una tontería”, sin darnos cuenta de que estamos perdiendo una parte esencial de nuestra vida mejor para siempre.
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lunes, 25 de agosto de 2025
lunes, 25 de noviembre de 2024
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CUANDO DIGO que comparar a Messi con Maradona o Cruyff o Pelé o Di Stéfano es una injusticia, porque Messi es el único que ha jugado en un fútbol totalmente profesional, donde los defensas que le cubren son millonarios y están superentrenados, me refiero a esto que ha dicho ayer Julio Salinas, que fue un jugador internacional que desarrolló su carrera entre 1981 y 2000:
Antes el fútbol era menos exigente. Un entrenador, un segundo y un preparador físico y era siempre lo mismo. Ahora se analiza todo. Vives el día encerrado con los análisis, los entrenamientos y antes los entrenadores se iban a casa cuando los futbolistas. A mí no me hablaban casi del contrario. Ni con Johan Cruyff, que era el tótem de los entrenadores. Solo se preocupaba de su equipo. Ahora, que si la salida del balón, que aquí le puedes hacer daño, que aquí le esperas… En mi época no había nada de esto. Yo ni he ensayado córners, ni faltas. Nunca. Los entrenadores y los jugadores de ahora están mucho más preparados que los de entonces. En todos los conceptos. Yo llegaba al entrenamiento cinco minutos antes, me entrenaba una hora y me marchaba. No he ido a un gimnasio en mi vida. Ahora llegan dos horas antes…
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PARA QUE quede claro qué es lo que denuncio: denuncio que Di Stefano y Pelé jugaron en una época donde ellos, como estrellas que eran, sí que estaban profesionalizados y superpagados y superentrenados, pero la mayoría de los rivales a los que se medían no lo estaban, porque entonces el fútbol no movía tanto dinero y la mayoría de jugadores, además de futbolistas, eran albañiles, electricistas, etc. Por tanto, se producía un abuso de los que sí que estaban superentrenados, las estrellas, contra los que no lo estaban. La cifra de 1283 goles que marcó Pelé es una cifra fabulosa, sí, pero la mayoría los marcó contra defensas cuyo oficio no era solo el fútbol. En el caso de Cruyff y Maradona, ya podemos hablar de un fútbol profesionalizado, pero no superprofesionalizado: ya he dicho mil veces que en aquella época era de lo más normal de mundo (pienso en Liceranzu y Guisasola, del Athletic de Bilbao, en los primeros ochenta) que muchos defensas volvieran de las vacaciones con diez kilos de más, o que muchos jugadores bebieran o fumaran o salieran de copas el día antes del partido. ¿Cuántos goles por partido hubiera metido Messi contra jugadores así?
miércoles, 24 de mayo de 2023
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¿CÓMO, BATANIA? ¿Estás diciendo que Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona no jugaron en un fútbol profesional al 100%? Sí, eso estoy diciendo. Me baso para decirlo en los primeros recuerdos de fútbol que tengo, a principios de los años 80: entonces en el Athletic de Bilbao jugaban Guisasola y Liceranzu, que solían volver, después de vacaciones, con hasta ocho, diez o doce kilos de más. ¡Doce kilos de más! Eso era común en los defensas de aquellos tiempos y no era motivo de multa o escándalo general, qué va: recuerdo unas declaraciones de Guisasola en las que decía todo ancho que “espero trabajar poco a poco y recuperar mi peso ideal para noviembre”. Y a Mágico González, jugador maravilloso y excéntrico del Cádiz, había que llamarle por teléfono dos horas antes del partido porque se quedaba dormido de las cogorzas que cogía la noche anterior. Y Prosinecki fumaba dos paquetes diarios ante la desesperación del cuerpo médico del Real Madrid. Todavía en 1994, en el Valencia de Luis Aragonés, Romario declaraba muy natural ante micrófono: “Yo necesito salir de noche todos los días porque si no salgo no marco goles”. En cuanto a la época de Di Stéfano y Pelé, buena parte de los jugadores con los que se enfrentaban, pertenecientes a equipos medianos o pequeños, eran electricistas, fontaneros, albañiles: solo los futbolistas de los grandes equipos podían vivir del fútbol. Piru Gainza, leyenda del Athletic de Bilbao que jugó en la época de Di Stefano, dijo una vez que la escopeta era la herramienta fundamental en los viajes de autobús que hacían para visitar otros campos, pues mandaban parar al chófer y se ponían a matar liebres para comer a su regreso a Bilbao. Cómo sería el nivel de aquellos futbolistas con los que abusaban Di Stéfano y Pelé, que este mismo jugador basauritarra, integrante de uno de los mejores Athletics de todos los tiempos, declaró:
–Esto que hacen muchos niños de hoy, lo de dar cien toques al balón sin que se les caiga al suelo, en mi época era impensable. Los únicos jugadores del Athletic que conseguíamos dar más de diez toques seguidos a la pelota éramos Panizo y yo.
lunes, 3 de abril de 2023
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Michael Jordan. Recogió la hortensia de Bird y Magic y la convirtió en un cactus. Jugador chupón que genera hijos chupones: Iverson, McGrady, Carter, Bryant, Harden… La pregunta esencial, cuando pensamos en una figura del deporte, es si hizo progresar a su deporte, si aumentó sus posibilidades. Alí hace progresar al boxeo dentro del cuadrilátero y fuera de él (crea alegría, lo vuelve más rápido, aumenta el negocio, lo utiliza para la reivindicación política, acaba con la preponderancia de los pegadores, sepulta la imagen de que los boxeadores son brutos y poco inteligentes); Pelé hace progresar al fútbol (es un portento físico, se asocia con sus compañeros, amplía la visión de juego, populariza el virtuosismo, lleva en sí todos los recursos técnicos que luego van a pulir Maradona o Messi); y Rossi relanza el motociclismo (deja la Honda y se va a Yamaha, tiraniza en las últimas vueltas, cambia de estilo de pilotaje hasta cuatro veces, tontea con la Fórmula 1, revoluciona la participación del piloto en el desarrollo de la moto, altera la relación con el público, introduce la creatividad en las celebraciones de la victoria). Jordan, en cambio, reduce un juego de equipo a un juego individual, suplanta el esfuerzo colaborativo por el modo-héroe y solo hace crecer al baloncesto como negocio. Para que volviera a aparecer un equipo como los Celtics o los Lakers de los ochenta, que en su época dorada siempre ganaron a Jordan, hubo que esperar veinte años hasta que llegaron los Spurs: esos veinte años son los que Michael Jordan ha robado al baloncesto. Por otra parte, tampoco fue solidario fuera de la cancha y cortó la tradición de compromiso con la comunidad negra que representaron Ali, Tommie Smith, Bob Beamon o Jabbar. Apolítico confeso, cuando un demócrata le pidió apoyo le contestó que “los republicanos también compran zapatillas” y desgraciadamente también en esto dejó huella: actualmente son muchos los equipos, con el Real Madrid a la cabeza, que prohíben a sus jugadores hacer declaraciones políticas bajo amenaza de sanción. Ese es su legado ⇒Michael Jordan o la clase de negro que conviene a los blancos ⇒Michael Jordan o la personificación del capitalismo ⇒Michael Jordan o el homo nefastus del deporte.
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