LA MAYOR prueba de la grandeza de Messi es el surgimiento de esa nueva escuela conspiranoica, que ya me he encontrado en muchas redes y foros, que sostiene que el balón que patea el número diez lleva un chip de autodirección inteligente. Es tal la precisión de este monstruo del balompedismo, que sus enemigos le han hecho el regalo de considerarla una trampa técnica o de la Inteligencia Artificial.