DESCUBRO QUE uno de los apodos mĂĄs cĂ©lebres de la historia del deporte, El canĂbal de Eddy Merckx, no fue acuñado por ningĂșn periodista, como suele ser habitual, sino por una niña, la hija de Christian Raymond, compañero de equipo del propio Merckx, que le dijo un dĂa a su padre: «¿Tu amigo no te deja ganar nunca? ¡Entonces es un canĂbal!»