miércoles, 27 de noviembre de 2024


LO ÚNICO malo del triunfo de Messi en el Mundial es que nos lo están manchando de ética calvinista. Ya sabéis: Messi, un niño de origen humilde, que sufría enanismo, cuyos padres no podían pagarle el tratamiento, que hubo de irse a Europa para costearlo, que se ponía las terribles inyecciones con sus propias manos, que sufrió el mobbing de sus compatriotas a causa de su carácter introvertido, que vivió toda su carrera ahogado bajo la sombra de Maradona, acusado de ser un pecho frío, que perdió cuatro finales consecutivas con su seleccionado....

pero que no cejó
pero que no desesperó
pero que siguió adelante
pero que tuvo fe
pero que redobló el trabajo
pero que siguió confiando en Dios

Hasta en los talks shows de USA explotan la historia, qué pesadilla. Quieren convertirlo en un self-made-man, cuando a mi parecer el 90% de lo que es Messi ya estaba en la tripa de su madre. La moraleja es la de siempre: si eres pobre de cojones la culpa es tuya, que eres una baldada y no te esforzaste como Messi. 



DICE BARNEY Ronay en The Guardian que Guardiola ni siquiera come los días de partido por culpa de la tensión. Esto me hace recordar lo que decía la mujer de Franco Baresi, leyenda del Milan: “Con mi marido solo se puede hablar natural los lunes y los martes. El miércoles comienza a ponerse extraño, poco comunicativo, los jueves casi no me dirige la palabra y a partir del viernes ya no existe, toda su cabeza está concentrada en el partido del domingo”.



EL PASO del tiempo perjudica al héroe deportivo y favorece en cambio al escritor. La verdadera razón de que Michael Jordan fuera elegido en casi todos los rankings como el mejor deportista del siglo XX es que Jordan logró sus grandes triunfos en la década de los noventa, el más reciente en 1998, donde alcanzó su apoteosis en aquel último minuto que jugó ante los Utah Jazz, por lo que sus hazañas estaban fresquísimas comparadas con las ya muy lejanas de Muhammad Ali, Jesse Owens, Mark Spitz, Pelé, Eddy Merckx, Giacomo Agostini, Babe Ruth, Larisa Latýnina, Margaret Court, Paavo Nurmi o Nadia Comaneci. En literatura, en cambio, la gloria de los escritores del primer tercio de siglo, como Proust, Kafka, Rilke, T.S. Eliot, Joyce y Woolf, no ha dejado de aumentar década a década y se tiende a decir que, después de Faulkner, "en literatura no se ha hecho nada", idea que habría que coger con pinzas porque es el más formidable de los tópicos. Casi todas la épocas contemporáneas, en las letras, se suelen ver a sí mismas como épocas de decadencia y, para saber si esa sensación no es un espejismo, se debe esperar al menos 50 años para que se disuelvan los intereses creados y se puedan leer las obras producidas con un poco de perspectiva. En la Francia de Flaubert, Maupassant, Verlaine, Rimbaud y Mallarmé se decía que la literatura francesa había entrado en decadencia con respecto a la época de Lamartine, Balzac, Stendhal y Hugo; a su vez, Dostoyevski escribe en su Diario del escritor que los críticos rusos tenían la misma idea negativa de la literatura rusa producida en su época... ¡cuando coincidían Turguéniev, Tolstói, Chéjov o el propio Dostoyevski durante esa época, la que décadas después sería considerada la "edad de oro" de la literatura rusa!


lunes, 25 de noviembre de 2024


LLEVABA MUCHOS años sin ver el Thrilla in Manila, para muchos el mejor combate de todos los tiempos (para mí no está ni entre los diez mejores, de hecho ni siquiera es el mejor combate entre Ali y Frazier, que es el primero), y al verlo de nuevo esta noche, me he dado cuenta de algo que en los primeros visionados no capté: la cantidad de rope-a-dope que practica Ali, también contra Frazier. El rope-a-dope es una táctica boxística, popularizada por Ali en su famoso Rumble in jungle contra Foreman, que consiste básicamente en dejarse pegar con el fin de cansar al adversario: el boxeador que lo practica se va voluntariamente contra las cuerdas, ofrece sus flancos al oponente y trata de protegerse la cabeza mientras, de vez en cuando, lanza veloces contragolpes contra el rival. El problema del rope-a-dope, con el que Ali consiguió su victoria más estruendosa, es que practicado una sola vez es de una belleza espectacular, porque te permite ganar con el uso de la inteligencia a boxeadores más fuertes que tú; pero convertido en costumbre, deteriora tu calidad de vida para siempre. En la segunda etapa de su carrera, después de permanecer tres años y medio sin boxear por negarse a participar en la guerra del Vietnam, Ali se enfrentó a boxeadores de la pegada de Foreman, Frazier, Ron Lyle o Earnie Shavers, y con todos ellos practicó mucho o bastante el rope-a-dope, lo que le dejó secuelas físicas para toda la vida. Es famoso que ningún médico quería hacerse cargo de autorizar la pelea de Ali contra Larry Holmes, en 1980, porque Ali no era capaz de pasar la simple prueba de tocar su nariz con el dedo pulgar: a los 38 años de edad, los castigos recibidos le habían arruinado para siempre la posibilidad de hacer vida normal.



CUANDO DIGO que comparar a Messi con Maradona o Cruyff o Pelé o Di Stéfano es una injusticia, porque Messi es el único que ha jugado en un fútbol totalmente profesional, donde los defensas que le cubren son millonarios y están superentrenados, me refiero a esto que ha dicho ayer Julio Salinas, que fue un jugador internacional que desarrolló su carrera entre 1981 y 2000:
Antes el fútbol era menos exigente. Un entrenador, un segundo y un preparador físico y era siempre lo mismo. Ahora se analiza todo. Vives el día encerrado con los análisis, los entrenamientos y antes los entrenadores se iban a casa cuando los futbolistas. A mí no me hablaban casi del contrario. Ni con Johan Cruyff, que era el tótem de los entrenadores. Solo se preocupaba de su equipo. Ahora, que si la salida del balón, que aquí le puedes hacer daño, que aquí le esperas… En mi época no había nada de esto. Yo ni he ensayado córners, ni faltas. Nunca. Los entrenadores y los jugadores de ahora están mucho más preparados que los de entonces. En todos los conceptos. Yo llegaba al entrenamiento cinco minutos antes, me entrenaba una hora y me marchaba. No he ido a un gimnasio en mi vida. Ahora llegan dos horas antes… 

PARA QUE quede claro qué es lo que denuncio: denuncio que Di Stefano y Pelé jugaron en una época donde ellos, como estrellas que eran, sí que estaban profesionalizados y superpagados y superentrenados, pero la mayoría de los rivales a los que se medían no lo estaban, porque entonces el fútbol no movía tanto dinero y la mayoría de jugadores, además de futbolistas, eran albañiles, electricistas, etc. Por tanto, se producía un abuso de los que sí que estaban superentrenados, las estrellas, contra los que no lo estaban. La cifra de 1283 goles que marcó Pelé es una cifra fabulosa, sí, pero la mayoría los marcó contra defensas cuyo oficio no era solo el fútbol. En el caso de Cruyff y Maradona, ya podemos hablar de un fútbol profesionalizado, pero no superprofesionalizado: ya he dicho mil veces que en aquella época era de lo más normal de mundo (pienso en Liceranzu y Guisasola, del Athletic de Bilbao, en los primeros ochenta) que muchos defensas volvieran de las vacaciones con diez kilos de más, o que muchos jugadores bebieran o fumaran o salieran de copas el día antes del partido. ¿Cuántos goles por partido hubiera metido Messi contra jugadores así?



LA ESTRELLA del Real Madrid Laurie Cunningham, que jugó a comienzos de los ochenta y que había sido el fichaje más caro de la historia del club, cobraba 13 millones de pesetas al año. Era normal que muchos defensas de equipos no grandes cobraran un millón de pesetas de ficha o menos. Y eso sucedía en las mejores ligas; en las de otros países con ligas de menos nivel la situación era mucho peor. Veamos lo que dice Mostovoi, que jugó con el Spartak de Moscú entre 1986 y 1992:
¿Cómo era la vida de un futbolista profesional de la URSS?
Yo recuerdo que la mayoría de jugadores no tenían coche, siempre íbamos en autobús a la ciudad deportiva y luego en metro para movernos por la ciudad. Rinat Dasáyev, por ejemplo, no tenía coche, y yo en aquel momento ni soñarlo, claro. Romántsev, que había sido jugador y era entrenador, sí que tenía coche [risas], pero era horrible. Béskov también, aunque ese sí que tenía un coche normal.
Cruyff y Maradona sí que cobraban fichas fabulosas para la época y lucían megacochazos, de modo que cuando el segundo comenzó a dar muestras de poca profesionalidad (juergas, droga, exceso de peso) toda la prensa se le echó encima, como hace hoy no solo con las estrellas, sino con cualquier jugador que tenga esos comportamientos (hasta llegar tarde a un entrenamiento se considera hoy intolerable, como sucede con Dembelé). A finales de los setenta y durante la década de los ochenta, sin embargo, al lado de Cruyff y Maradona y otras estrellas, seguía habiendo centenares de futbolistas que, disfrutando ya de fichas decentes, no disfrutaban de las millonadas de ahora, que te resuelven la vida, y la presión que la prensa ejercía sobre ellos cuando relajaban los hábitos competitivos también era mucho menor.