lunes, 25 de noviembre de 2024


LA ESTRELLA del Real Madrid Laurie Cunningham, que jugó a comienzos de los ochenta y que había sido el fichaje más caro de la historia del club, cobraba 13 millones de pesetas al año. Era normal que muchos defensas de equipos no grandes cobraran un millón de pesetas de ficha o menos. Y eso sucedía en las mejores ligas; en las de otros países con ligas de menos nivel la situación era mucho peor. Veamos lo que dice Mostovoi, que jugó con el Spartak de Moscú entre 1986 y 1992:
¿Cómo era la vida de un futbolista profesional de la URSS?
Yo recuerdo que la mayoría de jugadores no tenían coche, siempre íbamos en autobús a la ciudad deportiva y luego en metro para movernos por la ciudad. Rinat Dasáyev, por ejemplo, no tenía coche, y yo en aquel momento ni soñarlo, claro. Romántsev, que había sido jugador y era entrenador, sí que tenía coche [risas], pero era horrible. Béskov también, aunque ese sí que tenía un coche normal.
Cruyff y Maradona sí que cobraban fichas fabulosas para la época y lucían megacochazos, de modo que cuando el segundo comenzó a dar muestras de poca profesionalidad (juergas, droga, exceso de peso) toda la prensa se le echó encima, como hace hoy no solo con las estrellas, sino con cualquier jugador que tenga esos comportamientos (hasta llegar tarde a un entrenamiento se considera hoy intolerable, como sucede con Dembelé). A finales de los setenta y durante la década de los ochenta, sin embargo, al lado de Cruyff y Maradona y otras estrellas, seguía habiendo centenares de futbolistas que, disfrutando ya de fichas decentes, no disfrutaban de las millonadas de ahora, que te resuelven la vida, y la presión que la prensa ejercía sobre ellos cuando relajaban los hábitos competitivos también era mucho menor.