EN EL partido contra el Arsenal la afici贸n del Real Madrid protagoniz贸 uno de los cap铆tulos m谩s tristes que recuerdo en un campo de f煤tbol, cuando uno de sus jugadores estrella, Kylian Mbapp茅, abandon贸 lesionado el c茅sped entre silbidos de los propios aficionados, que le reprochaban su flojo rendimiento en ese partido clave. N贸tese lo inaudito: te lesionas y tu propia afici贸n se pone a silbarte, en lugar de lamentarse por el posible alcance de tu lesi贸n. En la semana postderrota el diario Marca hizo su “megaencuesta” particular, en la que participaron decenas de miles de aficionados, y la conclusi贸n tambi茅n fue asombrosa: la afici贸n ya no aguanta a Vinicius y pide su venta. Aclaro que Vinicius solo tiene 24 a帽os y ha sido junto con Courtois el mejor jugador del Real Madrid en los 煤ltimos cuatro a帽os.
¿Puede existir una afici贸n peor que la del Real Madrid? Cuando el equipo la necesita no aparece; cuando aparece es que el equipo no la necesita: est谩 conformada por un tipo de hinchas que solo reman en las noches de gloria o cuando hay que celebrar un t铆tulo en Cibeles. Aqu铆 o ganamos nosotros o este deporte no nos interesa: tal es la filosof铆a de esta gente. A veces me pregunto, cuando pienso en aficiones que se le parezcan (la de los Lakers, la del Manchester United y Bayern de M煤nich, la de la selecci贸n argentina de f煤tbol), si la raz贸n de hinchas tan desagradecidos y maleducados tendr谩 que ver con las victorias continuas, que traen consigo la semilla del embrutecimiento. Ganas dan de abonarse a la derrota si las victorias te condenan a eso.