LO QUE no le perdonarĂ© jamĂĄs al fĂștbol actual es que se haya convertido en un juego de adultos. TodavĂa a finales del siglo pasado se daban jugadores con inacabables dientes de leche como Romario, Maradona, ProsineÄki, Stoichkov, Cantona, Gascoigne, Djalminha, Higuita o MĂĄgico GonzĂĄlez, jugadores a los que a menudo se acusaba de “falta de profesionalidad”, esto es, de minorĂa de edad, esto es, de eterna infancia.